Cual simple mariposa vuelvo al fuego
de vuestra hermosura, do me abraso,
y, cuando siento el daño y huyo el paso,
Amor me torna allí por fuerza luego.
No bastan a aliviarme fuerza o ruego
y, si es que alguna vez me escapo acaso,
hallo que Amor me está aguardando al paso
y tórname cual fugitivo al fuego.
Yo, viendo ya que con vivir no puedo
huir de mi destino y fiera suerte,
deseoso en tanto mal de algún sosiego,
perdido a mi tormento todo el miedo,
buscando como fénix vida en muerte,
cual simple mariposa vuelvo al fuego.
Diego Hurtado de Mendoza
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