Europa no habla griego, que habla gringo
creyendo que está hablando el europeo:
babélico balido y balbuceo
que se americaniza de vikingo.
Nunca soñó un Imperio Carolingo
tan incontinental cocacoleo.
Ni encontró un Bonaparte a su deseo
tal respuesta, responso, ni respingo.
Respuesta que es apuesta y desatina.
Responso a la difunta Gran Bretaña.
Respingo que lo da quien más se empina.
Y mientras se la ignora o se la extraña
a una Europa que, al serlo, fue latina,
ya no se habla en cristiano ni en España.
José Bergamín
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